Análisis

[Análisis] The Last Story

Aun recuerdo aquellos últimos años de la magna Súper Nintendo, años en los que nuestros pulgares pudieron disfrutar de titulazos en forma de ARPG como Illusion of time, Terranigma o Secret of Evermore. Algunos con su edición de “caja enorme” y sobre todo y como novedad  su total y absoluta traducción a la lengua de Lope de Vega, echo  que ahora puede parecer muy normal, pero que por aquel entonces amiguitos… nuestros juegos favoritos eran, causantes de que prestáramos una atención “supina” a las clases de inglés del colegio o incluso los causantes de que devorararamos los diccionarios Ingles/Español en busca de alguna pista o llegando a casos extremos en los que nos teníamos que buscar la vida para “descifrar” los caracteres en Japonés, de ciertos títulos de un tal “Son Goku”.

Y algo parecido nos ocurre ahora con el inminente y previsible salto generacional que quiere dar Nintendo, dejando a Wii en el “recuerdo”… y es que ya nos lo anuncio Pepe Arcas, en aquella presentación de Zelda Skyward Sword, donde se nos dijo “Y no penséis que con este nuevo Zelda se acaba la vida de Wii… porque este próximo años nos esperan títulos como Last Story y  Pandora’s Tower” y si, nada más acertado es el presente de nuestra amada y odiada Wii, y ante la espera Pandora’s Tower, ya tenernos ante nosotros  The Last Story, la última creación de Hironobu Sakaguchi (papi de la saga Final Fantasy) a la batuta de Mistwalker, de los que no podemos olvidar trabajazos de la talla de Lost Odyssey y sobre todo, el que es para mí uno de los mejores RPG de la actual generación, Blue Dragon.

Antes de empezar, hay que aclarar que es exactamente The Last Story, no es un RPG, ni siquiera un RPG de última generación, sino que hay que dejar bien claro que es un ARPG, con todo lo que ello conlleva, en donde vemos más semejanzas en todos los aspectos con un Kingdom Hearts que con cualquier Final Fantasy; en donde la occidentalización hace acto de presencia en su estado más maduro, aliñado con ciertos toques de renovación y conservadurismo; pero no os dejéis engañar por esto y los nombres que firman el juego, ya que no nos encontramos ante un titulazo como fue Blue Dragon, ni ante los personajes “serios” y profundos de Lost Odyssey, ni en medio del grandísimo y placentero viaje que supone Xenoblade, los cuales son los puntos a batir por este The Last Story.

La historia de The Last Story es tan tópica, como típica. En sus 41 capítulos se nos cuenta la historia de un grupo de mercenarios, en busca de aventuras con un “fin común” al menos el de sus dos cabezas de serie, el fin de llegar a ser caballeros.

De este grupo de mercenarios y cabeza de serie sobresale Zael, absoluto protagonista de la aventura y que cumple a rajatabla con todos los “estereotipos” de una protagonista del género, con historia de amor en forma de romance y todo; en donde hay sucesos extraños entre medias y un poder divino que le es concedido al protagonista y del cual NINGUNO de sus compañeros de viaje parece sorprenderse en ningún momento.

Y es que este es uno de los puntos que más me ha desagradado de este The Last Story, puedo aceptar que tanto protagonista como historia estén llenos de tópicos/típicos, pero lo que no se puede consentir son fallos “dramatúrgicos” y de coherencia a estas alturas de la película y más viniendo de la gente de la que viene el título.

¿Por qué digo esto? Pues sinceramente no quiero espoilear la historia, solo hare referencia a un momento concreto y a forma de ejemplo, de los primero compases del juego; en donde Zael adquiere su poder, con el que puede revivir a sus compañeros caídos. Un compañero de viaje cae herido de muerte y nosotros, con nuestro recién adquirido poder, le “resucitamos” ante lo que nuestro recién revivido compañero responde… “¿Porque tardaste tanto en salvarme?” y desde ese momento el poder en nosotros es algo normal y que a nadie le extraña y ni siquiera pregunta.

Este es solo un ejemplo de incoherencias dramatúrgicas a lo largo de la historia, que a mí, a título personal, me tiran mucho para atrás; ya que no es un algo aislado y puntual, la historia está plagada de “pastiches” y convencionalismos que no nos invita a seguir adelante, salvo escasos momento de epicidad histórica, que son en realidad sumamente artificiales.

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La mecánica del juego es sencilla y adictiva, siendo el punto fuerte del mismo. Empezamos en medio de la “salsa” sin saber ni quiénes somos, ni que hacemos en mitad de un subterráneo partiéndonos la cara con todo “bicho” viviente; pero en breve se responderán todas las preguntas, dejando toda la base historia bien situada.

La tónica es la de cualquier ARPG, ir avanzando matando enemigos y así subir niveles; hablar con la gente que nos encontremos en las diferentes zonas y así poder avanzar en la historia. Y es aquí donde viene lo interesante y lo que cabe destacar de este The Last Story, su mecánica en relación con los combates, donde se aportan un montón de nuevas propuestas, que sería muy interesante de ver en futuros juegos; como son el uso de coberturas, los escenarios destructibles usados como arma contra grupos de enemigos, toques de estrategia, donde se nos presenta la situación y características de los enemigos.

Cuando llegamos a una zona con enemigos, la acción se paraliza, mostrándonos la posición de cada uno de nuestros enemigos y sus características (guerreros, magos, generales…) y de esta manera poder situar bien nuestras defensas y así ejecutar un buen ataque.

Nada más comenzar el juego viene, por defecto, en modo automático; donde nuestro protagonista pegará automáticamente a los enemigos señalados, yo os aconsejo cambiarlo desde el segundo “0” a manual, donde la experiencia es mucho más interesante.

Tenemos la opción de cubrirnos tras ciertas coberturas que nos propone el escenario y reaccionar de diferentes maneras, disparando a distancia con nuestra ballesta e incluso pudiendo destruir ciertos puntos, que nos vendrán marcados, y así hacer caer una pared encima de uno o varios enemigos.

El uso de nuestro poder durante el juego, tiene ciertos matices estratégicos sumamente interesantes; con él activado podremos devolver la vida a nuestros compañeros caídos, siempre y cuando no estén totalmente abatidos, pero desde el momento que activemos dicho poder, todos los enemigos que hay en pantalla (y os aseguro que hay muchos enemigos en pantalla, en la mayoría de las batallas) vendrán a por nosotros sin piedad. Esto es interesante en el sentido, de que nos puede interesar atraer a toda la masa enemiga, hasta cierto punto en donde hemos “ordenado” a un aliado que lance un hechizo o simplemente alejar el ataque enemigo de aliados en peligro.

Todo esto evoluciona poco a poco en una curva muy bien calibrada, llegando a tener un sistema de combate más que interesante, convirtiéndose en el punto fuerte de este juego; en donde aunque controlemos en todo momento a un solo personaje, al resto le podremos dar órdenes, así como organizar su comportamiento y acciones durante la batalla.

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Y lo que gana con los combates y sistema de estrategias, lo pierde con el toque aventurero y explorador; evitando una zona de “campiña” y centrándose en dos escenarios únicos, desde los cuales se nos mandara automáticamente al resto de zonas por “explorar” o incluso siendo los mismos dos escenarios la base de la acción. Estos dos espacios son una ciudad y el castillo, en donde podremos comprar armas, armaduras, tintes, ítems, etc. Una ciudad muy viva y que reacciona a nuestro paso, pero que carece de interés y se torna en repetitiva antes de lo esperado.

En ciertos momento y puntos de los escenarios, se nos presentaran unos “círculos de luz” en los que si activamos nuestro poder, saldrán “hordas” de enemigos sin parar, lo cual nos hace subir nivel, hasta límites insospechados, porque hamijos, esto no es Xenoblade donde en ciertos compases del juego cuesta “una vida” subir nivel (que se lo digan al amigo Tako-Hazard) sino que se sube de nivel con una facilidad pasmosa y estos “puntos de Horda” son necesarios, por la falta de una campiña donde poder fortalecer a nuestro personajes.

Otro añadido, que tiene el mismo fin que los “Puntos de Horda”, es el Coliseo. Situado en el corazón de la ciudad, en donde nos veremos las caras con un montón de enemigos a vista de toda la ciudadanía, en tres niveles; los cuales iremos desbloqueando según avancemos en los capítulos de la historia principal.

Gráficamente el juego luce muy bien, pero le falta acabado y no es solo cosa de que “corra” en una consola de una “generación perdida” como lo es Wii. Carece de variedad de escenarios de juego y los que hay están muy limitados, incluso con la aparición de “paredes invisibles” y algún desnivel y entrada estrecha, para dar cierto toque “cinematográfico” pero me pregunto yo, y sé que soy muy pesado con el tema, ¿donde queda lo visto en Xenoblade y su profundidad de campo?

El ambiente general tiene esencia “medieval” en donde absurda e incomprensiblemente están muy poco cuidados espacios como la ciudad, donde pasamos muchísimo tiempo o el tan poco aprovechado “mirador de las estrellas”

Y para colmo y más destacable, en sentido negativo, en este apartado, son las continuas y exageradas ralentizaciones. Y es que es exageradísimo el tema, ya que me cuesta recordar un solo combate en donde no se ralentice todo; cierto es que hay una cantidad sorprendente de efectos y numero de enemigos, pero de que me sirve si dicho aspecto me entorpece a la hora de jugar, porque es incomodísimo y razón de que más de una vez me diera autentica “pereza” seguir jugando e incluso poner el juego al llegar a casa.

Pero aunque gráficamente el juego este falto de acabado, artísticamente es una delicia. Tiene un estilo que me recuerda, en ciertos momentos y aspectos, a lo visto en Vagrant Story. El diseño de cada uno de los personajes, está a un nivel artístico muy elevado, aunque poco alejado de lo tópico, pero la calidad de los mismos recae con más peso en este aspecto.

Si bien, puede que peque de cierta carencia de carisma en los enemigos más comunes y sobre todo en los más pesados, encontrándonos con un “némesis” que nos recordara “demasiado” a otro malo CONOCIDÍSIMO de una famosa saga de Nintendo.

En líneas generales, grafica y artísticamente el juego es inestable, dejándonos ver momentos geniales y de gran calidad, en contraste con otros de una mediocridad imperdonable. Es interesante y hasta destacable el uso de los tintes, para la “customización” de las armaduras y demás, pudiendo hacernos una indumentaria a nuestro gusto e incluso, hacerla “invisible” y así poder ir con nuestro personaje protegido por una armadura pesada y verlo con el torso desnudo… y lo siento, en el caso de las féminas los “pechotes” irán cubiertos por un pequeño sujetador.

Y si inestable es a nivel grafico, lo mismo ocurre a nivel sonoro y es que el trabajo de Uematsu, nos presenta el juego con algunos temas interesantes a caballo con otros que desentonan. Y es que no soy capaz de recordar ningún tema, a excepción del “Main Theme” y tampoco es que sea cosa del otro mundo.

El doblaje al inglés es correcto, sin grandes momentos, pero tampoco con grandes “chascos”  es decir, no molesta; aunque habría agradecido la opción de tener más idiomas a mi disposición.

Y no quiero hacer entender que la OST sea mala, sino que recae demasiado en el tópico, convirtiéndola en olvidable y algo incomprensible en alguien de la talla de Uematsu, el cual tiene a sus espaldas OST tan importantes como Kingdom Hearts, la mayoría de los Final Fantasy, Dragon Story, Romancing Saga 2, junto a Kenji Ito e incluso colaboró junto a Yasunori Mitsuda y Noriko Matsueda en el apartado musical deChrono Trigger.

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Sinceramente no he disfrutado nada de The Last Story, aun siendo el RPG y el ARPG mis géneros por excelencia. Cogí el juego con muchas ganas e ilusión y a las pocas horas tenía ganas de terminarlo. Si bien es cierto, la historia en algún punto es interesante y te pica a ver como continua, pero no he tenido esa sensación de “A ver si llego a casa y me pongo que quiero ver como salgo de esta”. El sistema de combate me ha encantado y creo que tiene ideas geniales para futuros juegos, paro me mata la falta de escenarios y carisma real de los personajes y enemigos, sintiéndome profundamente defraudado con el juego y la música no me ha motivado lo más mínimo.

  • Genial sistema de lucha, que aporta luz y grandes ideas en lo que se refiera a futuros ARPG.
  • Artísticamente el juego es más que interesante.

  •  La historia en sí, es un tópico en toda regla, en la que no dejamos de encontrar incoherencias dramatúrgicas.
  • La ausencia de una campiña y el limitar a dos escenarios el centro neurálgico del jugo, limita mucho al jugador que busca algo más en un juego del genero.
  • Gráficamente es correcto, pero se enturbia con las continuas y exageradas ralentizaciones.
  • Musicalmente es pobre y carente de carácter propio.

Sobre el autor

Tako-Doki

Jugador apasionado, que ve los videojuegos como una forma de vida, más que como una forma de diversión. Amante de los juegos más clásicos, herencia de los cientos de horas que pasé en los recreativos y frente a mi adorado Spectrum. Llevo con mucho orgullo mi gusto por los juegos Japoneses, en especial los RPG. Y siempre, tanto en la vida como en los juegos, me enfrento y los supero en nivel difícil.