Aunque en ese momento todavía no lo sabíamos, la saga Souls se despedía de la que todavía era la actual generación con Dark Souls II, un juego que lejos de llevarnos a Boletaria o a Lordran, esta vez sería Drangleic el mundo de fantasía al que el equipo de From Software nos llevaría. Eso sí, sin contar con la dirección de Hidetaka Miyazaki.
Ahora, estando ya en la siguiente generación y después de haber disfrutado con un frenético Bloodborne exclusivo para Playstation 4 que nos ha mostrado lo muy detallado y cargado de detalles que puede estar un juego de la compañía en esta generación, nos encontramos con este Dark Souls II: Scholars of the First Sin.
Bienvenido a Drangleic
Toda buena historia comienza en algún lugar; lejos (o quizá no tanto como podamos pensar) y, como ya comentaba antes, lejos quedan ya Boletaria y Lordrean, dando paso al orgulloso y próspero reino de Drangleic.
Como suele ser normal en la saga de From Software, el título no es muy amigo de hacernos perder el ritmo de juego contándonos la historia de fondo que tiene. En su lugar nos da leves pinceladas que nosotros podremos completar a través de conversaciones con los NPC o de ir descubriendo y leyendo la información y el lore/trasfondo que contienen objetos, espadas, magias y armaduras. Una vez empezamos a profundizar en ella, nos encontramos con una historia muy ligada al trono de Drangleic y a la invasión de unos gigantes que llegaron de tierras lejanas.
Con la inclusión del DLC del “Erudito del primer pecado”, nos llevaremos más de un susto si ya jugamos la versión normal, y con los DLCs de la trilogía de las coronas perdidas, se añade más historia y NPCs, que no hacen más que redondear el producto final (y, por lo que me ha parecido ver en el trailer de Dark Souls III, crear la conexión entre ambos juegos).
De lo bueno, lo mejor…
Esta entrega de Dark Souls llegó dirigida por Tomohiro Shibuya y Yui Tanimura, aunque Hidetaka Miyazaki estaba supervisando el proyecto mientras se encargaba de dirigir Bloodborne.
Jugablemente nos encontramos con una mezcla de Demon’s Souls y Dark Souls, aprovechando los mejores aspectos de cada uno de los títulos, notándose sobre todo en la distribución de los niveles o en los objetos de curación. El juego también se nota más facilón, pero esto es por 2 razones bastante lógicas : Ya llevamos muchas horas a la espalda conociendo esta saga y, la más importante, se ha refinado mucho el sistema de físicas, haciendo que ahora no suframos muertes injustas por caídas…que suponían el 50% de muertes en los anteriores.
Lo que si he echado de menos es esa “jodienda” de tener que patearse todas las zonas para comunicarse de un sitio a otro que nos daba el primer Dark Souls y, pese a que desde Majula (que vendría a ser el nexo de fuego de Dark Souls II) tenemos acceso a prácticamente todas las zonas del juego, de una manera u otra estarán bastante bloqueadas hasta que tengamos un mínimo nivel para poder explorarlas, con lo que cosas como bajar a la cripta de los esqueletos, las ruinas de nuevo Londo o plantarse en el valle de los dragones aquí será imposible, ya que siempre necesitaremos algún tipo de objeto o NPC para desbloquear los sitios más jodidos.
En cuanto al reto que nos supondrá la aventura y los enemigos, se mantiene a la altura: Enemigos imposibles hasta que descubres que rutinas de ataque y armas son mejores contra ellos, jefes finales con puntos débiles y, como añadido a este título, encontraremos que a veces será posible utilizar elementos de la escenografía para hacer que los encuentros con algunos enemigos finales sean más asequibles.
Merece mención especial decir que en los DLC’s de las tres coronas encontramos a los que posiblemente sean los jefes finales más jodidos del juego, siendo el caballero de la ceniza y Sinh los que más me han tocado la moral a mí.
Otro punto que se le añadió a la jugabilidad es el uso de la antorcha, momento en que tenemos que elegir si sacrificamos nuestro escudo para poder ganar un poco de visibilidad en las zonas más oscuras e ir encendiendo poco a poco contenedores que iluminen la estancia, o si avanzamos a oscuras sin saber de donde nos van a llover los golpes.
Para los que ya hemos jugado previamente, es de muy buen recibo ver que ha habido una serie de cambios jugables que mejoran y modifican nuestra experiencia de juego. La prueba más palpable es el tener recolocación de enemigos en varias de las zonas.
El desarrollo de nuestra alma
Como ya pasaba en las anteriores entregas, al comenzar el juego deberemos elegir cual será el rol inicial de nuestro personaje, aunque posteriormente podremos ir modificándolo nosotros mientras subamos niveles de experiencia con las almas obtenidas. Salta a la vista un nuevo tipo de personaje que podremos encarnar en esta entrega y que exige una amplia maestría por nuestra parte de «hacer la croqueta» : El espadachín, equipado con un arma en cada mano, necesitará mucha agilidad para poder esquivar los ataques enemigos y es lo mas similar a la jugabilidad de Bloodborne que nos podemos encontrar en este título.
Una vez completada la zona que nos servirá a modo de tutorial, llegaremos a Majula, que será el único lugar de reposo y tranquilidad que nos ofrece el juego, así como también donde se irán reuniendo los NPC que vayamos encontrando en nuestra partida…y ahí empezará realmente nuestra aventura donde, como bien reza el slogan que Bandai Namco ha acuñado para la saga, tendrás que preguntarte si estás listo para morir una y otra vez.
El poder del refrito
En nuestros corazoncitos todavía pesa la jugarreta que nos hizo la compañía en el lanzamiento del Dark Souls II original, que se vio completamente acorralado por el downgrade gráfico que la compañía le tuvo que pegar para conseguir una estabilidad que nos permitiera disfrutar la experiencia.
Con este remaster no tenían ya excusa, así que además del obvio lavado de cara que le han dado y que luce estupendamente bien, nos encontramos con una gozada en forma de 60 fps muy estables que,de forma muy puntual, podrían bajar a los 50 en Playstation 4, estando en Xbox One el varemos de Frame rate en 50 con caídas a los 40.
Todo esto, sumado del estupendo uso de las herramientas de iluminación y una resolución de 1080p, hacen que de auténtico gozo jugar esta versión de Dark Souls II.
Pacto con el diablo
Algo que ha mejorado y se ha integrado de una estupenda forma son los pactos. Diferentes NPCs nos ofrecerán unirnos a su orden y, mientras pertenezcamos a ella, seguir sus directrices. De este modo encontraremos el online integrado en los pactos cooperativos como el de la senda azul, en el que podremos ayudar a otros jugadores a superar zonas o incluso ser invocados como apoyo cuando gente que esté en el pacto de sangre invada a otros jugadores. Encontraremos también pactos como el del campanario o el de la rata, que nos pedirán defender la zona de invasores y, por supuesto, otros pactos que nos propondrán directamente el duelo con otros jugadores.
En su lanzamiento original, el online tenía un lag horrible y las cargas de las invocaciones podían llegar a ser asquerosas (sobretodo cuando terminaban en un “no se ha podido comunicar con el otro mundo).
Por suerte, esto también ha mejorado mucho y, además de crecer la cantidad de NPCs que podremos invocar, la interacción con otros jugadores será mucho más rápida y sencilla. No será raro que nos enfrentemos a algún boss siendo un equipo de 4 personajes.
El tono de la melancolía
Durante nuestra aventura, muchos personajes hacen referencia a los recuerdos y a como poco a poco van olvidándose de todo hasta convertirse en huecos (de ahí la maldición que da pie a nuestra historia). Esto queda, a mi entender, estupendamente retratado en el tema musical que nos encontraremos en el pueblo nexo de Majula, con una estupenda melodía de piano.
El resto de piezas musicales son meros acompañamientos, a excepción de los temas de los jefes finales, que crearán por si mismos la sensación de inferioridad y «miedo» que tan bien expresan en esta saga. Como ya pasó en las anteriores entregas, tenemos a Motoi Sakuraba (Tales of saga, Baten Kaitos) a cargo de la banda sonora, aunque en esta ocasión cuenta también con el apoyo de Yuka Kitamura (aunque no se mencione como tal en los créditos finales). Me ha resultado increíblemente curioso que, mientras que el trabajo en todo el juego se distancia mucho de sus trabajos en los Tales, la melodía del combate contra el dragón Sihn parece salida directamente de alguna ciudad o mapa mundi de los últimos Tales of.
El doblaje (en inglés) es muy bueno y los textos están traducidos al castellano, así que dudo que nadie pueda tener quejas en estos aspectos.
En definitiva
La saga Dark Souls se presenta en esta generación con un estupendo remaster que incluye el DLC gratuito que se lanzó para las anteriores versiones, así como también los DLC’s de las 3 coronas y, para coronarlo, una serie de cambios jugables que le sientan muy bien.
Si ya se pasaban las 100 horas tranquilamente con el juego original, los DLCs alargan mucho este dato, presentando además interesantes mecánicas que marcan mucho la diferencia entre las zonas…y todo esto a un precio reducido (aunque no tanto como nos gustaría), haciendo que este Dark Souls II: Scholar of the first Sin sea una de las apuestas más recomendables que podéis hacer para el veranito.
Lo mejor
-Lo bien que le sienta ir a 60fps con el lavado de cara gráfico
-Todo el contenido del juego y los DLCs incluidos
-La presentación de algunos bosses te dejará con crocanti entre las piernas
Lo peor
-Verlo después de Bloodborne puede doler en el aspecto gráfico.
-Que no se pueda conseguir el platino sin el New Game++ xD