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[Análisis] Homefront : The Revolution

Homefront : The Revolution es un juego que ha llegado mordiendo el polvo. Sabéis esas películas en las que el prota parte la pana y su mejor amigo (que durante toda la peli estáis viendo que es una gran persona con potencial) es pisoteado por el malo de turno hasta que viene el prota y «le venga»?

Pues en este caso el Protagonista serían los juegos Triple A, su mejor amigo sería Homefront : The Revolution y el gran malo de turno, por supuesto, sería la prensa especializada que, ávida de poder crear clases más diferenciadas, aprovecha para ensañarse con los títulos que no destacan técnicamente (y que no lleven coletilla de Indie, claro) y aunque no quiero malpensar, que no tengan campañas de Marketing muy enfocadas a dar de comer a los redactores.

El retoño de una familia rota

Homefront : The Revolution es el resultado de no darse por vencido. La licencia ha pasado por bancarrotas y problemas de dinero antes de poder llegar a ser lo que es hoy. Todos recordaréis la ida a pique de THQ, la compañía propietaria de la licencia. Al irse al peo, Crytek se hizo con la propiedad intelectual para más tarde, encontrarse con una crisis financiera tan grande que les obligó a vender la licencia a Deep Silver.

No obstante, como parte de esa adquisición, Deep Silver fundó Dambuster Studios con parte del equipo de Crytek UK, convirtiéndose así en el tercer grupo de desarrollo de la compañía junto a Volition (Saints Row) y Fishlabs Entertainment (Galaxy on fire).
Después de todo este baile de IP’s, desarrolladores y compañías llegó por fin el día en que Homefront: The Revolution llegó a las tiendas y, tal y como pasó con su desarrolladora, el juego supone un relanzamiento de la licencia.

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Las guerras son malas

La historia del juego nos vuelve a situar en una distopía y vuelve a tomar como pesos pesados a Estados Unidos, Corea del Norte y la importancia de la tecnología.
En este relanzamiento nos encontramos en un mundo en el que la revolución digital no la iniciaron los Estados Unidos con su Silicon Valley, si no que esta tuvo su origen en Corea, algo que no solo afectó a que los EEUU no llegasen a despegar como la mayor potencia del mundo, si no que hizo que tal peso estuviera sobre los hombros de la nación Coreana.

Lo que si que han seguido haciendo los Estados Unidos es meterse en guerras con cualquier país de Oriente Medio que se ofreciera a ello, usando como medio la tecnología y las armas que Corea del Norte les vendía, cosa que por supuesto les hizo endeudarse hasta extremos nada sanos. En 2025, después de numerosas guerras y asfixiados por la deuda, los Estados Unidos deciden no pagar…y entonces Corea del Norte decide invadir y ocuparles. Poco podían imaginar en Estados Unidos que la tecnología que estaban usando para atacar y defenderse tenía unas puertas traseras que los Coreanos no dudaron en utilizar para dejar indefenso al país y ocuparlos de la forma más rápida y sencilla posible. Todas las armas dejaron de funcionar, los helicópteros caían…y el ejercito se quedó básicamente indefenso.

Dentro de ese futuro tan retorcido nos vemos en la piel de Ethan Brady, un miembro de la resistencia que mientras espera junto a su célula la visita de Ben Walker «la voz de la libertad» son emboscados por el Ejército Popular Coreano, sobreviviendo solo nuestro protagonista gracias a la llegada de su esperado visitante.

A partir de ahí seguiremos viviendo la implicación de Ethan en la revolución….

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La guerra de guerrillas

Los más viejunos del lugar recordarán lo que nos pasó en su día con Xenogears y los Xenosaga. Durante mucho tiempo estuvimos buscando (y viendo) conexiones que nos llevaban a pensar que la saga de Bandai-Namco fueran en realidad las precuelas del título de SquareSoft.
Aquí nos puede pasar un poco lo mismo y pensarnos que este The Revolution es una continuación directa del anterior Homefront. Nada más lejos de la realidad.
Pese a que la historia pueda tener muchos elementos en común, la apuesta ha sido totalmente diferente y en el desarrollo no querían ser menos, convirtiendo lo que antiguamente fue un FPS tradicional, en un FPS de mundo abierto.

Nuestro objetivo será claro, pero nada sencillo. Activar células y reclutar nuevos miembros para la revolución al tiempo que vamos recuperando lo que un día fue nuestro. Para saber por donde nos movemos tendremos una cierta diferenciación de las zonas, estando las verdes, las amarillas y las rojas.
Las zonas verdes son las que los norcoreanos tienen más militarizadas y donde infiltrarse podría suponer una auténtica locura. Las zonas amarillas serán en las que la gente sobrevive a esta situación en la que notaremos la opresión de una forma extrema gracias a los panfletos informativos y la presencia militar que siempre habrá. Las zonas rojas, en cambio son zonas más desoladas en las que notaremos que ha habido (y habrá) demasiados enfrentamientos.

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Siendo como es un mundo abierto, la historia se irá completando al ritmo que vamos avanzando con todas las misiones que iremos encontrándonos, ya que todo lo que hagamos repercutirá directamente en el sistema «corazones y mentes» en el que la influencia que tengamos sobre la gente hará que las zonas puedan ir cambiando de color al ir reclutando y ampliando el tamaño de la resistencia. Una pena que, del mismo modo que nos pasó con InFamous Second Son, las misiones secundarias pecarán de ir repitiéndose en las diferentes zonas: Rescatar determinados rehenes, encontrar un punto que sirva como nuevo refugio, reventar sistemas de seguridad…

Lo bueno es que, si bien no tendrá un nivel de infiltración tan grande como podemos ver en algunos juegos, podremos decidir en gran parte de ocasiones el tipo de acercamiento que vamos a hacer en una misión, aunque generalmente viene marcado por el sentido común (si tienes que matar a tres tíos, igual te pones en plan rambo, pero si tienes que colarte en zona coreana…lo mejor es no hacer ruido y pasar inadvertido.

El puteo es que las armas que vayamos encontrando de nuestros enemigos no podremos usarlas, ya que estarán personalizadas para que solo su propietario las use, pero si que podremos ir sacándoles partes que nos servirán para tunear nuestro armamento.

Una experiencia personal

A día de hoy, lo normal y corriente es hablar de un fps por su componente multijugador y probar de refilón la campaña (que suele ser relleno). Con Homefront: The Revolution en cambio la apuesta ha sido diferente. Tenemos la campaña como cuerpo principal y, al mismo tiempo, tenemos un modo de juego cooperativo para hasta 4 jugadores en el que formaremos nuestra propia guerrilla.

Lo que si es de buen recibo es el compromiso de Dambuster studios de seguir nutriendo de contenidos a este modo de juego cooperativo durante, al menos, el primer año desde el lanzamiento.

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Si todo suena bien…¿de donde vienen los palos?

Homefront: The Revolution ha sufrido mucho por «el divorcio de sus papás». Y se nota en muchos detalles que el equipo de desarrollo quizá no estaba preparado para competir en la liga que se les exigía, y mucho menos con el presupuesto del que seguramente disponían. Así, hay que tratar al juego como un título que se ve bien y se ve bonito, pero no va a suponer un techo gráfico, ni siquiera tocar el nivel al que están las súper producciones que vemos a día de hoy.

Esto, acompañado de un buen número de bugs (que me consta son menos en la versión de PC), un Framerate al que le cuesta mantenerse sin bajadas y de una Inteligencia Artificial que no tomará decisiones lógicas con demasiada frecuencia, hace que el juego haya sido bastante vapuleado por medios que, si el título hubiera llegado de «Pepito’s Hipster Productions» con el sello indie o estudio pequeño o cosas así, se hubiera mirado desde otra perspectiva aunque el resultado hubiera sido un calco del que tenemos. Pero tampoco os dejéis engañar: Sí, hay que criticar las cosas que no están a la altura del juego y sí, la experiencia es plenamente disfrutable. Y más si tenemos en cuenta el precio tan ajustado al que se encuentra (ahora mismo lo tenéis a 30 pavos en Amazon España).

En el apartado sonoro, poco se puede decir, ya que la música es plenamente ambiental, cumpliendo su función pero sin aportar ningún valor añadido. El doblaje, en cambio, es bastante superior a lo que solemos encontrarnos en este tipo de producciones, contando con voces bastante famosas y, lo más importante, actores de doblaje que han sabido meterse en el papel.

En definitiva

Homefront: The Revolution no es un juego que puedas poner en la liga de los AAA (aunque lo prefiero a muchas de las tan cacareadas súper producciones). Tiene sus fallos técnicos y se nota un quiero y no puedo que, por el motivo que sea, se han plasmado en el aspecto final del título. Sin embargo, cuenta con una ambientación brutal, una historia muy interesante y unos conceptos muy originales a la hora de desarrollar un FPS de mundo abierto y, si bien es cierto que nos compramos consolas más potentes para tener cosas más trabajadas, no es necesario despreciar un juego por no llegar a esas cotas que se estén viendo en el momento actual.

Así que ya sabéis. Si os apetece probar algo en la línea de una mezcla de Far Cry con un Call of Duty (salvando las diferencias en ambos casos) o como un Dead Island sin zombies…aquí tenéis un buen título con una campaña lo suficientemente larga como para que nos olvidemos de los modos multijugador.

No es la repanocha, pero si es un juego más que digno.

Lo mejor

  • La ambientación e historia
  • El no poder usar armas enemigas
  • El sistema de guerrillas

Lo peor

  • El frame Rate y los bugs empañan un poco la experiencia
  • Que no hayan podido depurar un poco más el motor gráfico y la IA.

 

 

Sobre el autor

tako-kun

Fundador de este cacharro.
Jugón desde bien pequeñito con mi flamante MSX2 ya apuntaba maneras.
Amante del rol japonés, los juegos de acción (que no los de tiritos), adorador del retro y de lo actual por igual. Antagonista de esas aberraciones de 4 palitos que, en general, dicen ser juegazos indies.